sábado, 1 de marzo de 2008

OPERACION CONDOR

LA OPERACIÓN CONDOR NO TUVO FRONTERAS.

Entre las víctimas más representativas de ese aspecto de la Operación Condor,
podemos enumerar a: el ex presidente de Bolivia Juan José Torres; al ex Comandante en
Jefe del Ejército chileno Gral. Carlos Prats González, también asesinado en Buenos Aires
junto a su esposa; al líder de Movimiento de Izquierda Revolucionario de Chile, Edgardo
Enríquez quien fuera arrestado en Montevideo en 1976 y ejecutado en secreto en Chile; a los
parlamentarios y dirigentes políticos uruguayos Zelmar Michelini y Hector
Gutiérrez Ruiz.
Entre los detenidos-desaparecidos hasta la actualidad a los dirigentes sindicales
Gerardo Gatti y León Duarte de la Central de Trabajadores de Uruguay; al Secretario
General del Partido Comunista Paraguayo, Ananías Maidana y al dirigente del Partido
Colorado del Paraguay A. Goiburú, estos últimos también en la Argentina.
Según testimonio de José Luis Bertazzo, por "Orletti" pasaron chilenos, bolivianos,
uruguayos, paraguayos y diplomáticos cubanos.
LAS VICTIMAS URUGUAYAS DE LA OPERACION CONDOR.
Algunas características de los secuestros realizados en Argentina de ciudadanos
uruguayos, indica que se trataban de refugiados políticos bajo la protección del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, los secuestros fueron realizados en
domicilios, lugares de trabajo, o en la vía pública, contra personas desarmadas y sobre las
que no pesaba ninguna orden de detención ni pedido de captura previa, los secuestradores en
todos los casos de detenciones se comportaron como personal perteneciente a las fuerzas de
seguridad, contando en varios de ellos con apoyo de personal uniformado, existió una
negativa por parte de las autoridades competentes en reconocer que tales operativos fueran
ordenados por los mandos naturales o por la Justicia, asimismo ha sido rotunda la negativa en
cuanto a la existencia de las víctimas como detenidos en alguna repartición oficial.
Toda esta ola de secuestros que dejaron un saldo de 139 ciudadanos desaparecidos y a
la cual hay que sumar los asesinatos, han sido denunciados tanto individual como colectiva
en forma permanente en Organismos de DD.HH, nacionales e internacionales, incluso la
OEA y la ONU.
Los elementos mencionados comunes en el caso de la desaparición forzada de
personas, convierte a este grado de violación en una sistemática represión especialmente
elegida. Esto permite afirmar que las mismas constituyeron un modelo de represión
plenamente estudiado y cuidadosamente planificado desde las estructuras de los Estados
dictatoriales de la época.
En cuanto al grupo de uruguayos secuestrados en el año 76 y posteriormente
trasladados ilegalmente al Uruguay, el reconocimiento oficial de la tenencia de los mismos
fue acompañada por el montaje de una verdadera farsa consistente en presentar a la prensa
uruguaya y extranjera un supuesto operativo contra una "invasión subversiva", que fuera
comunicada a la población y al mundo por parte de las Fuerzas Conjuntas el 29 y 30 de
octubre de 1976 por cadena de radio y televisión. El relator de este comunicado fue el
entonces Mayor del ejercito uruguayo José Nino Gavazzo, en donde pretendió justificar los
secuestros realizados por personal de las fuerzas armadas uruguayas en territorio argentino,
montando un desprolijo plan según el cual los "subversivos" se auto secuestraban para
desprestigiar a los gobiernos argentino y uruguayo.
Estas operaciones fueron llevadas a cabo en sincronizados operativos, que tenían por
lo general objetivos muy específicos relativos a grupos políticos de oposición a la dictadura.
Ello revela que han sido planes especialmente trazados y que contaron con una
infraestructura de funcionarios, vehículos y carcelaria que supone un grado muy alto de
disponibilidad presupuestaria y de movilización de hombres.
SECUESTROS Y CRIMENES EN EL RIO DE LA PLATA
Entre el 19 de abril y el 21 de mayo de 1976, una serie de secuestros, aparición de
cadáveres mutilados en el Río de la Plata y asesinatos de exiliados políticos en Buenos Aires,
constituyeron hechos que conmovieron a la población del Uruguay y Argentina.
La cadena de esos hechos comenzó con el asesinato, el 19 de abril de 1976, de Telba
Juárez en Buenos Aires, que apareció muerta de cuatro balazos en el pecho y uno en la
cabeza, en el barrio de Barracas. Esta maestra de 29 años, había estado detenida durante el
año 1971 en la Cárcel de Mujeres de Uruguay y se había radicado en 1973 en la República
Argentina. Ni la Policía Federal Argentina, ni las Fuerzas Armadas uruguayas aportaron
información sobre las circunstancias del crimen. Junto con ella había sido secuestrado
Eduardo Chizzola, quien está actualmente desaparecido.
Entre los días 22 y 23 de abril de 1976, aparecieron en las costas del Departamento de
Rocha en territorio del Uruguay, cinco cadáveres con claras señas de haber recibido brutales
castigos que les provocaron la muerte. Cuatro cuerpos eran de personas del sexo masculino y
uno del sexo femenino.
El 1º de mayo de 1976, aparece un sexto cadáver también en las costas de Rocha,
presentando similares mutilaciones a las de los anteriores, también maniatado y perteneciente
a una persona del sexo masculino.
El 10 de mayo de 1976, es rescatado de las aguas del Río de la Plata el cadáver de una
mujer joven, que también se encontraba atada de pies y manos y se encontraba vendada,
mostrando señas de haber sido sometida a mutilaciones y vejámenes.
El 14 de mayo de 1976, es rescatado un octavo cadáver al sur del Puerto de
Montevideo. Aparece también muerto a golpes, violado y con señales de haber sido
violentamente castigado a latigazos antes de morir. Según declaraciones del forense, la
muerte dataría de unos 15 días atrás. El cuerpo se encontraba atado con una gruesa soga a la
altura de los tobillos.
El 17 de mayo de 1976, aparece en el puerto uruguayo de Colonia el noveno cuerpo.
Decapitado y en avanzado estado de descomposición. Los rasgos del hecho son los mismos
que en los casos anteriores: mutilaciones, violación, miembros fracturados, órganos
lesionados. Había sido arrojado al mar con un bloque de cemento atado a la cintura.
El 19 de mayo de 1976 fue descubierto a 10 km. del Departamento de Colonia en
territorio uruguayo el décimo cadáver. En este caso su muerte – que según el dictamen
forense data de un mes atrás – se habría producido por asfixia. Sus asesinos lo habrían
ahogado y las fracturas y contusiones múltiples que su cuerpo presentaba tuvieron lugar al
parecer, post mortem.
A todo eso hay que agregar los cadáveres que se encontraron en las costas de Colonia.
El 23 de setiembre de 1985, en informe Nº 932/85 de la Dirección de Limpieza, Salubridad y
Necrópolis de la Intendencia Municipal de Colonia, se informa: “los cadáveres no
identificados que se encuentran sepultados en el cementerio local, son ocho”. ...”las
inhumaciones habrían tenido lugar en las siguientes fechas:
3 de enero de 1976. un cadáver en fosa Nº 1/976; un cadáver en fosa Nº 17/976.
19 de mayo de 1976. Un cadáver en fosa Nº 18/976.
26 de mayo. Un cadáver en fosa Nº 26/976.
6 de setiembre de 1976. tres cadáveres en fosas Nros 38/976, 39/976 y 40/976.
8 de setiembre de 1976. Un cadáver en fosa Nº 41/976.
Dicho informe expresa que : “No existe documentación alguna presentada excepto
para el cadáver sepultado en la fosa 1/976. Tampoco se ha encontrado solicitud escrita para
ninguna de las inhumaciones”. A tal efecto, solo podemos remitirnos al decir del personal del
cementerio de Colonia, que habiendo actuado en aquellas oportunidades, en forma verbal nos
ha informado que en los casos que nos ocupan, actuaron personal de Prefectura y Policía,
habiendo dado en todos los casos la orden de inhumación quien actúo como medico forense”.
El titular de Higiene y Servicios, expresa también: “ no se cuenta con los certificados de
defunción de las ultimas siete inhumaciones, por lo que se practicaron averiguaciones en la
Sección Registro Civil, donde solo se pudieron localizar como asentadas cuatro de las
muertes, incluyendo la primera...”. “Revisado los libros y archivos relativos a las
inhumaciones en el cementerio de la ciudad de Colonia, no se localiza ninguna comunicación
oficial al respecto”.
El asesor legal de la Intendencia de Colonia, expresa: “de todo lo expuesto, resulta
claro que se han cometido irregularidades administrativas, que ameritan disponer de una
investigación tendiente a determinar o comprobar la existencia de acto o hechos irregulares o
ilícitos dentro del servicio y a la individualización de los responsables”.
La jueza de Paz de la 4ta Sección, estableció en actas: “ En La Paz, Colonia
Piamontesa, el día cinco de setiembre de 1976, la suscrita jueza de Paz de la 4ta sección del
Departamento de Colonia, recibe aviso proveniente de las autoridades de la subprefectura
Marítima de Juan Lacaze, de que en la Playa Boca de Rosario había aparecido el cuerpo sin
vida de una persona con evidentes signos de violencia...que el cuerpo había sido visto por un
vecino de la zona que puso el hecho en conocimiento de la policía...ya en la costa de Boca del
Rosario fui informada por un marinero, de guardia en el lugar, que eran dos los cuerpos sin
vida que se encontraban a orillas del agua. Acompañada por el medico del Servicio Publico y
del subprefecto de puerto, constate que el primer cuerpo se encontraba boca abajo,
absolutamente desnudo, con tremendos signos de violencia en el cuerpo, atados los pies por
un cordón grueso tipo correa sobre unos calcetines negros, sus brazos estaban estirados y en
una de las muñecas se veía una fuerte atadura con una correa de dos colores. El cuerpo estaba
lleno de hematomas.
El 21 de mayo de 1976 fueron descubiertos, los cuerpos sin vida de Zelmar
Michelini, uruguayo de 53 años, ex senador del Frente Amplio, exiliado en Buenos Aires
luego del golpe militar del 27 de junio de 1973; de Héctor Gutiérrez Ruiz, uruguayo de 51
años, ex Presidente de la Cámara de Diputados del Uruguay, miembro del Partido Nacional,
exiliado en Buenos Aires luego del golpe militar del 27 de junio de 1973, de Rosario del
Carmen Barredo de Schroeder, uruguaya de 26 años, residente en Buenos Aires desde el
golpe militar del 11 de setiembre de 1973 en Chile, país en el que pasó a residir luego de ser
liberada por las Fuerzas Conjuntas del Uruguay que la mantuvieron detenida durante 9 meses
acusada de pertenecer al M.L.N.
Los cuerpos presentaban varios impactos de bala, se hallaban atados de pies y manos
y fueron encontrados dentro de un vehículo de color rojo. En el mismo vehículo fue
encontrado un cuarto cadáver presentando las mismas características que los anteriores
perteneciente a William Whitelaw Blanco, Uruguayo de 29 años, residente en Buenos Aires
desde el 11 de setiembre de 1973. Había sido expulsado en el año 1971 del Uruguay por el
gobierno, pasando a residir legalmente en Chile en condición de asilado. Al ser derrocado el
régimen democrático de Chile, pasó a residir en Buenos Aires.
Estado de los cuerpos
Los tres primeros cuerpos, dice el diario uruguayo “El Día” del 24 de abril: “El
dictamen forense determinó de forma irrefutable que se trataba de un crimen y no de un
naufragio. Los cuerpos de los dos hombres presentaban claras señales de violencia,
principalmente en la cabeza, los que según el informe médico fueron los causantes de sus
decesos. Los golpes, de acuerdo con la potencia con que fueron dados y la forma en que
lesionaron a ambos individuos, habrían sido producidos por un objeto contundente,
posiblemente un hacha, según la opinión del facultativo. En lo que respecta a la mujer, el
médico comprobó que había sido víctima de reiteradas agresiones sexuales, presentando
además, el brazo izquierdo totalmente destrozado, el derecho fracturado, las extremidades
inferiores con claras muestras de haber estado sujetas con cuerdas de nylon y múltiples
hematomas en diversas partes del cuerpo.”

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