“El Día” del 25 de abril dice: “Violados, mutilados y arrojados al mar, los cadáveres
presentaban hematomas, fracturas, lesiones en órganos internos, a la vez que carecen de
vellos en las zonas púbicas, conservando en cambio el cabello...”. “En el caso de uno de los
dos cadáveres se comprobó que había sido objeto de agresiones sexuales que lesionaron
brutalmente sus órganos internos”. (Se refiere a uno de los cadáveres del sexo masculino
encontrado el día 23).
Continúa diciendo “El Día”: “Numerosos hematomas cubrían prácticamente la
totalidad de los cuerpos, impresionantes cortes habían sido efectuados en las cabezas de las
víctimas, posiblemente con hachas o algún instrumento contundente y filoso. Los cortes
fueron realizados en la nuca con una profundidad tal que podían observarse a través de los
mismos en forma directa los restos del destrozado cráneo. Por otra parte se informó que en
momentos de ser hallados, los cadáveres tenían sus manos atadas por la espalda, mientras que
sogas de nylon sujetaban sus pies. Uno de los cuerpos tenía también los ojos vendados”.
Dice “El País” del 11 de mayo con relación al séptimo cadáver aparecido: “La mujer
fue brutalmente golpeada y vejada así como mutiladas diversas partes del cuerpo, llegando la
saña criminal hasta quemar el anverso de sus manos con colillas de cigarrillos. En el tórax y
cuello se advertían hematomas, consecuencia obvia de una brutal paliza, desgarros en la parte
posterior del muslo izquierdo, como también en cadera y brazos. Las muñecas están
fracturadas como si le hubieran golpeado con un hierro aunque también podría haber sido
colgada para someterla a los vejámenes precitados”.
El octavo cadáver, según las informaciones oficiales, fue también muerto a
consecuencia de golpes con objetos cortantes que le ocasionaron fracturas de miembros,
derrames de órganos y mutilaciones. Como se señaló, según el informe forense había sido
sometido a intensas palizas con látigo antes de ser asesinado. El cuerpo pertenecía a un
hombre joven de físico menudo y piel oscura siempre ateniéndonos a la información dada.
El noveno cadáver presenta algunos signos comunes a los de los anteriores. En este
caso el cuerpo estaba decapitado y en avanzado estado de descomposición. Según el informe
forense haría mas de 45 días que se encontraba en el agua y la decapitación podría haber sido
producida por la acción de los peces, si bien en los casos anteriores se señaló la utilización de
hachas en la desfiguración de los rostros de las víctimas.
Sobre el décimo cadáver, el diario “El Día” de Montevideo informo en su edición del
jueves 20 de mayo: “Un nuevo cadáver con mutilaciones, con ligaduras de alambre y en
estado de descomposición, aunque presentando la particularidad de estar parcialmente
cubierto con ropa, fue hallado ayer(...) El cuerpo según lo pudo establecer el personal de la
Prefectura local, presentaba el mismo pavoroso estado que los anteriores encontrados en
costas orientales. El muerto tendría entre 35 y 40 años, medía 1,68 m y su deceso se habría
producido hace aproximadamente un mes a causa de asfixia por inmersión y los golpes y
fracturas originados post mortem según lo dictaminó el forense. Las múltiples fracturas
constatadas y las ligaduras de alambre, hace presumir igualmente que debió estar sujeto en
algún momento a piedras pesadas o bloques de cemento, todo ello con el propósito evidente
de sus asesinos de impedir su aparición”.
Los cuerpos de Telba Juárez, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario
Barredo de Schroeder y William Whitelaw, mostraban todos ellos los impactos de bala que
les provocaron la muerte y señales de malos tratos endiferentes partes del cuerpo
domingo, 2 de marzo de 2008
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