Coincidencias de los secuestros
Tanto en el caso de los secuestrados en territorio uruguayo, como los que tuvieron
lugar en Buenos Aires, presentan claras coincidencias. Todos ellos tuvieron lugar contra
opositores al régimen presidido por Bordaberry y las FFAA. Todas las personas secuestradas,
en su oportunidad, fueron mencionadas en comunicados de las Fuerzas Conjuntas uruguayas,
como enemigos del régimen político instaurado en Uruguay el 27 de junio de 1973.
En todos los casos los secuestrados lo fueron por grupos de hombres que se
identificaron o dijeron ser miembros de las fuerzas policiales y/o militares.
En algunos casos, como el de los detenidos el 8 de febrero y los que lo fueron en la
Prefectura Marítima de Colonia, quienes los capturaron usaban uniforme. En otros exhibieron
credenciales policiales o manifestaron serlo y el despliegue realizado indica que se
movilizaban con absoluta impunidad, en procedimientos realizados en zonas céntricas, frente
a muchos testigos, en dos ciudades como Buenos Aires y Montevideo que se encontraban
bajo severo control policial. En todos los casos, tanto la Policía y autoridades militares
argentinas, como la Policía y autoridades militares uruguayas manifestaron, pese a las
evidencias, no tenerlos detenidos, desinteresándose de las denuncias. En el caso de los
secuestros de Gutiérrez Ruiz y Michelini las comisarías respectivas se negaron a recepcionar
las denuncias de secuestro aduciendo que eran procedimientos en el actual estado de
excepción. Posteriormente, pese a emitir un comunicado en el que se comprometía
formalmente a investigar el hecho, las autoridades militares actuantes negaron a los
familiares todo elemento sobre la marcha de la investigación y no dieron explicaciones sobre
el mismo hasta el punto que pese haber aparecido los cadáveres el viernes por la noche, los
familiares se enteraron por vías indirectas un día después de la aparición de los cuerpos.
Coincidencias de los crímenes
Los cadáveres aparecidos en las costas uruguayas se encontraban atados y vendados al
igual que los cuerpos de Gutiérrez Ruiz, Michelini, Rosario Barredo y Whitelaw. Todos ellos
y Telba Juárez, presentaban marcas de evidentes malos tratos, con intensidad variable, desde
el extremo de mutilaciones y vejámenes en los cuerpos encontrados en las costas de Rocha
hasta los cuerpos de Gutiérrez Ruiz y Michelini, golpeados pero no mutilados. Gutiérrez Ruiz
presentaba hematomas desde la cintura para arriba; Michelini tenía marcas de golpes en la
cara, en tanto Rosario Barredo y William Whitelaw presentaban marcas de golpes y picana
eléctrica en distintas partes del cuerpo.
Las características de los cuerpos coinciden con el estado en que aparecieron
habitualmente los opositores al gobierno de Bordaberry y los militares, detenidos en Uruguay
que han sido entregados en cajón cerrado por los mandos militares y que al ser examinados
por los familiares han quedado en evidencia la muerte a consecuencia de evidentes torturas.
Mutilaciones, fracturas, quemaduras con soplete, arrancamiento de uñas, extendidos
hematomas, derrames internos a consecuencia de golpes, se han encontrado en diferentes
grados en todos los muertos por torturas en Uruguay. Son los mismos que en un grado
extremo presentaban los cadáveres aparecidos en las costas uruguayas.
La actitud de Bordaberry y los militares
picana
eléctrica en distintas partes del cuerpo.
Las características de los cuerpos coinciden con el estado en que aparecieron
habitualmente los opositores al gobierno de Bordaberry y los militares, detenidos en Uruguay
que han sido entregados en cajón cerrado por los mandos militares y que al ser examinados
por los familiares han quedado en evidencia la muerte a consecuencia de evidentes torturas.
Mutilaciones, fracturas, quemaduras con soplete, arrancamiento de uñas, extendidos
hematomas, derrames internos a consecuencia de golpes, se han encontrado en diferentes
grados en todos los muertos por torturas en Uruguay. Son los mismos que en un grado
extremo presentaban los cadáveres aparecidos en las costas uruguayas.
La actitud de Bordaberry y los militares
El gobierno uruguayo de la época prohibió expresamente a los medios de información
emitir opiniones sobre el asesinato de Gutiérrez Ruiz y Michelini
Asimismo, fue denunciado desde ese momento en distintos medios de prensa
internacional la existencia en Buenos Aires de un comando operativo integrado por oficiales
de las Fuerzas Armadas uruguayas, que actuando bajo el amparo del régimen argentino,
tendría como cometido la realización de una serie de asesinatos y secuestros a los efectos de
disminuir la fuerza de la oposición al régimen militar. Estas actividades clandestinas llevadas
adelante en territorio argentino y en el Uruguay tuvieron lugar en un contexto político
caracterizado por importantes definiciones en la cúpula cívico militar uruguaya con respecto
a esos temas.
En primer lugar, en el mismo momento en que eran secuestrados en Colonia y Buenos
Aires ciudadanos uruguayos y aparecían los primeros cinco cadáveres, el dictador chileno
Augusto Pinochet se reunía en Montevideo con el dictador uruguayo Bordaberry emitiendo
declaraciones en las que se denunciaban supuestas conspiraciones internacionales contra sus
respectivos gobiernos, ubicándose en la perspectiva de una guerra a muerte contra la
oposición “dirigida desde el exterior”.
Dos días antes del secuestro de los ex legisladores y dirigentes políticos Michelini y
Gutiérrez Ruiz, un comunicado de la presidencia del Uruguay , negaba que dicho gobierno
hubiera tenido conversaciones con dirigentes políticos proscritos el 27 de junio de 1973 y
advertía que los orientadores de los partidos opositores no volverían a actuar nunca más en el
escenario político uruguayo.
En el mismo sentido se pronunció el mismo día del secuestro de los ex legisladores el
Comandante en Jefe del Ejército uruguayo, Gral Julio César Vadora formulando severas
acusaciones contra los políticos proscritos ligando su actuación con la de las organizaciones
armadas antidictatoriales.
El 8 de mayo tuvo lugar un sorpresivo viaje del Ministro de Relaciones Exteriores del
Uruguay, Juan Carlos Blanco, a Buenos Aires. Allí se entrevistó con el contralmirante César
Guzzeti, Ministro argentino de la misma cartera, con una agenda definida oficialmente como
un mecanismo de contactos frecuentes, informales, sin una agenda.
En carta entregada al periodista argentino Roberto García, Zelmar Michelini
manifestaba 13 días antes de su secuestro: “Me llega la información de que el Ministro
uruguayo Blanco plantearía a las autoridades argentinas, la necesidad de que se me aleje de
este país”. “No sé cuál puede ser el curso futuro de los acontecimientos, pero en previsión de
que, efectivamente, un “comando” uruguayo me saque del país, le escribo estas líneas(...)”.
Luego de los asesinatos, las Fuerzas Armadas uruguayas difundieron un comunicado
sobre Gutiérrez Ruiz en el cual se manifiesta lo siguiente: “En base a publicaciones
periodísticas, la población ha sido ampliamente informada sobre la muerte acaecida en la
ciudad de Buenos Aires de los ciudadanos uruguayos Héctor Gutiérrez Ruiz y Zelmar
Michelini y los cargos desempeñados por ambos en nuestro país. Con fecha 7 de setiembre de
1973 el primero de los nombrados fue requerido por la justicia, como sedicioso. Se cursa el
presente comunicado a efectos de anular la mencionada requisitoria y evitar que ciudadanos
incautos enfoquen el suceso como si se tratara de un militante del Partido Nacional, verdad
meramente formal, en virtud de haber dictaminado la justicia, su integración con la
subversión.”
Con respecto a los cadáveres aparecidos en las costas uruguayas la Armada de ese
país emitió el 25 de abril un comunicado oficial donde dice: “El Comando General de la
Armada hace saber a la población que los 5 cadáveres aparecidos en la costa de Rocha son
presumiblemente de nacionalidad china u otro país asiático y que estuvieron en el mar entre
20 y 30 días por lo cual son totalmente inidentificables. Que presentan señales de violencia y
tienen las manos atadas a la espalda. Se presume que fueron arrojados al mar desde algún
barco.” A continuación advierte: “Las mencionadas puntualizaciones se efectúan a fin de
evitar distintos comentarios que en casos de esta naturaleza se generan fácilmente,
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conduciendo a conclusiones erróneas a la población.”
Por las mismas fechas, voceros policiales manifestaron a la prensa que en 10 días se
tendrían todos los detalles sobre el movimiento de buques en la zona lo cual permitiría
chequear si faltaba tripulación, en particular en embarcaciones que tuvieran el origen
mencionado en el comunicado oficial.
Posteriormente, con el descubrimiento de nuevas víctimas, la versión oficial del
origen asiático de los asesinados quedó absolutamente descartada. El gobierno no habló más
del hecho y ninguna autoridad militar o policial adujo explicación alguna.
Si se tiene en cuenta que el misterioso buque que transportó a las víctimas tendría que
haber penetrado clandestinamente en aguas territoriales en un momento en que la vigilancia
era extrema debido a la visita de Pinochet al Uruguay, el golpe argentino y a una campaña
iniciada por radio y televisión en la que se anunciaba la intensificación de la vigilancia
interna a raíz de que las FFAA manejaban información sobre la presencia del guerrillero
venezolano “Carlos”, y de un miembro de “Al Fatah” en Uruguay con el fin de matar a
Pinochet, queda clara la fragilidad de la explicación oficial. El buque de que habla el
comunicado de la Armada no podía haber partido de ningún puerto, puesto que no figura
registrado, ni podría haberse abastecido de combustibles y alimentos a posteriori del hecho.
Ninguna patrulla ha indicado haberlo visto ni ningún otro barco ha manifestado tener noticias
de su presencia.
Ante la conmoción provocada en la opinión pública uruguaya y extranjera por la
cadena de secuestros y crímenes que han dejado como saldo hasta ese momento 15
cadáveres, varios desaparecidos, los representantes del régimen cívico militar uruguayo se
vieron obligados a tomar partido ante los hechos. Lo hicieron de soslayo, pronunciándose
indirectamente sobre algunos aspectos de los sucesos.
Al respecto sus versiones fueron:
1) Pretender que las campañas de denuncias respondían a una maniobra de desprestigio
contra el gobierno militar uruguayo;
2) Intentaron atenuar los crímenes resaltando supuestas vinculaciones de las víctimas con
organizaciones revolucionarias;
La actitud del gobierno militar uruguayo ante los crímenes fue, en síntesis:
a) Ante la aparición del cadáver de Telba Juárez el 19 de abril de 1976 en Buenos Aires, las
Fuerzas Conjuntas uruguayas, en comunicado emitido el 22 de abril puntualizaron que se
trataba de una “extremista” requerida por las FFAA uruguayas. Omitieron toda mención a
las circunstancias en que tuvo lugar el crimen.
b) Ante la aparición de los cinco primeros cadáveres de Rocha, la Marina Uruguaya emitió
un comunicado de fecha 25 de abril de 1976, en el que dice que los cadáveres “son
presumiblemente de nacionalidad china o de otro país asiático”. Afirma que son
inidentificables. Sugiere que fueron arrojados al mar desde algún barco. Luego de este
comunicado aparecieron 5 cadáveres más y ningún otro comunicado.
c) Ante el secuestro de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, el gobierno militar
uruguayo, en primera instancia, permitió a la prensa transcribir sin comentarios los cables
de las agencias internacionales de noticias. Posteriormente a que fue informado el
asesinato prohibió toda información sobre los hechos. Se autorizó solamente a la
publicación de avisos mortuorios pero siempre y cuando no se calificara el crimen ni la
personalidad de las víctimas. La participación en un aviso mortuorio de Augusto Terra
Gallinal, en tanto amigo de Héctor Gutiérrez Ruiz, motivó que el gobierno le pidiera la
renuncia al cargo que ocupaba en la pro secretaría de la presidencia.
d) Las Fuerzas Conjuntas con fecha 23 de mayo emitieron un comunicado en el que se
afirmaba que Gutiérrez Ruiz no pertenecía al Partido Nacional y que se encontraba
requerido por actividades subversivas. Sin embargo, el directorio del Partido Nacional, y
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su máximo dirigente, Wilson Ferreira Aldunate, participan su muerte como la de un
destacado integrante de dicho partido político.
e) El gobierno uruguayo no ha emitido ningún comunicado oficial sobre el asesinato de
Zelmar Michelini, ex Ministro de Estado y ex Senador de la República, ni sobre Héctor
Gutiérrez Ruiz, ex Presidente de la Cámara de Diputados. Oficialmente, ha ignorado
dichos crímenes.
f) En el entierro de Héctor Gutiérrez Ruiz la policía intervino para arrebatar una bandera
uruguaya que envolvía el féretro, produciéndose un forcejeo con dirigentes del Partido
Nacional. Fueron detenidos Mario Heber, Presidente del Directorio del Partido Nacional,
los hijos del Capitán Murdoch y una pareja. En el entierro de Zelmar Michelini la Guardia
Republicana (guardia montada) disolvió a las personas que se congregaban en las puertas
del cementerio luego de la inhumación. La policía ordenó a las casas mortuorias a cargo
de los entierros que adelantaran en una hora su realización para impedir la asistencia de
amigos y simpatizantes de los asesinados
ALGUNOS ANTECEDENTES
El secuestro de exiliados políticos uruguayos residentes en Buenos Aires y la
posterior aparición de sus cadáveres en Buenos Aires o en territorio uruguayo, acribillados y
con señales de haber sido sometidos a bárbaras torturas, no era un hecho novedoso en esos
años.
La represión se había ido internacionalizando en el cono Sur de América. A partir de
acuerdos bilaterales o multilaterales entre las FFAA y organismos de represión de las
dictaduras locales, se había hecho costumbre la práctica de entrega de opositores políticos de
una dictadura a otra. Pinochet, Bordaberry, Banzer, Stroessner y Videla, tiraron abajo las
fronteras en su práctica represiva.
Crímenes realizados por la dictadura uruguaya en el marco de los acuerdos represivos
regionales presentan características notorias a tener en cuenta a la hora de entender y
explicar los hechos de la represión que se denuncian:
1) Secuestro de opositores uruguayos en Argentina, Bolivia, Chile y Paraguay.
2) Agentes militares y policiales uruguayos operan en connivencia con los
organismos represivos de las distintas dictaduras, especialmente argentinos.
3) Entrega de secuestrados a las autoridades uruguayas.
4) Torturas que se prolongan hasta la muerte.
5) Aparición de los cadáveres, en Uruguay, y en Buenos Aires.
6) Camuflaje de los crímenes tendientes a encubrir la autoría por parte de las FFAA
uruguayas (caso masacre de Soca86).
7) En otros casos, ocultamiento o intento de ocultamiento de los crímenes;
secuestrados que nunca aparecieron o cadáveres que aparecieron en forma casual
(Daniel Banfi, Guillermo Jabif, Luis Latrónica).
martes, 4 de marzo de 2008
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