domingo, 16 de noviembre de 2008

MASACRE DE TLATELOLCO

Washington D.C., 2 de octubre 2008 - Nosotros hemos arrivado en el cuadragésimo aniversario de la masacre de Tlatelolco con poco que reportar. Los eventos de ese terrible día continuan envolviendo los secretos que caracterizaron el régimen represivo y dictatorial que se vivió en México en aquella época, a diferencia de la actualidad en donde México es una nación moderna, desarrollada y democrática. Este vergonzoso suceso se dió gracias a las mentiras, a la desinformación y a los errores de los originales responsables: el ex Presidente Gustavo Díaz Ordaz; su segundo al mando, el Secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez; Marcellino García Barragán secretario de la Defensa Nacional; al Jefe del Estado Mayor Presidencial Luis Gutiérrez Oropeza; a mario Ballesteros Prieto, Jefe del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional; y a Alfonso Corona del Rosal, regente del Distrito Federal.

Pero esos hombres, la era que representaron y los grandes obstáculo para entender lo que sucedio en Tlatelolco quedaron enterrados en el pasado. Ese honor correponde al gobierno actual de México, el cual se ha negado a dar información que pudiese aclarar todo lo que sucedio el 2 de Octubre de una vez por todas. Lo deshonesto y los esfuerzos incompletos del ex Presidente Vicente Fox para obligar a sus agencias a abrir los archivos e iniciar una investigación criminal, es agravado hoy en día por el gobierno del actual Presidente Felipe Calderón el cual obstruye la investigación entre los archivos preservados en el Archivo General de la Nación, en donde esforzarse a investigar es perderse en un hoyo negro de falta de documentación, aguantando al personal intransigente y prepotente.

Para marcar la solemne ocasión del aniversario de Tlatelolco, Archivos Abiertos ofrece la más completa información hasta la fecha de los archivos que existen acerca del 2 de Octubre, y lo que permanece escondido bajo resguardo. Es nuestra esperanza que los sobrevivientes de Tlatelolco, las familias de las víctimas, los historiadores, los periodistas y los investigadores de los derechos humanos utilizen esta información como guía para insistir en una versión completa y veraz de los acontecimientos de la masacre. Así - y sólo así - podamos llegar a un México verdaderamente abierto.

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